martes, 8 de septiembre de 2009

16. Piénsalo dos veces cuando es obvio que tú nunca te convertirás en el foco de su atención y ni en su misión.


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16. Piénsalo dos veces cuando es obvio que tú nunca te convertirás en el foco de su atención y ni en su misión.

Puede que te disfruten, que se rían contigo y hasta que gusten de tí. Aún puede que sean verdaderamente fidedeignos como confidentes. Pero, una pareja es un asunto diferente.

Cuando Dios te trae a una pareja, esa persona se convierte en tu misión. La esposa de un joven predicador obviamente estaba agitada y frustrada. Al volver a casa tarde de una cruzada cierta noche, ella me miró con gran exasperación y dijo, “¡Debo encontrar cuál es mi misión!”

Le contesté gentilmente, “Está allí a tu lado. Dios lo llama tu esposo. Él es tu misión. Tú eres su misión.”

Tristemente, he visto contínua frustruación. Muchos matrimonios de ministros están fragmentados hoy. Buenos hombres y mujeres de Dios a menudo tienen matrimonios miserables. Públicamente, sus vidas se ven glamorosas y excitantes. Algunos hasta son famosos y bien conocidos. Pero desprecian su matrimonio porque han cesado de ver al otro como su verdadera misión.

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